10 diciembre 2009

dolors digitals


Dolors se aferraba al ratón con las dos manos para que esta vez no se la escapara. Era duro de roer aquel ratón. No paraba quieto. Parecía una tontería, pero no era tan fácil de manejar aquel simplón roedor de plástico, y además ¿porque le llamaban ratón? Pero no iba a caer otra vez en el dialogo circular en el que acaba siempre cuando se trataba de opinar sobre ordenadores. Ya había discutido bastante con su hijo y le había prometido que aprendería a usarlo. Por eso estaba aquí en este curso de informática para la gent gran, que patrocinaba la Generalitat. Hoy era la cuarta clase. No había mucha gente y siempre eran los mismos: El Manel, El Pablo y El Joan. Todos de su misma edad, vamos mayorcitos y buscando trabajo.

-¿Habéis encendido todos ya el ordenador? A ver Dolors, ¿que pasa con tu ordenador? ¿No lo has encendido todavía? ¿Te acuerdas de que botón es?
-Sí, ya le doy, pero no s’engega aquesta máquina, dona.
-Vamos a ver. Voy para allá en un minuto. Los demás vais abriendo el navegador para entrar en internet, ¿vale?
-A ver qué pasa aquí, Dolors. No te preocupes. Si no va te cambias y te pones en otro. Tú tranquila. Ahhh! mira si ya lo habías hecho bien, lo que pasa es que la pantalla se queda fija. Ponte en el mío mientras. Bueno, vamos a comenzar. ¿Recuerdan la dirección que hay que colocar arriba sobre la barra blanca para entrar en la página de buscar trabajo?
-infojobs.com , dijeron todos al unísono.
-¡Muy bien! ¡Qué buena memoria!. Pues vamos todos a infojobs, venga.
Dolors seguía intentando dirigir la flecha esa hacia la e azul para poder meterse en internet. En plena cruzada con el ratón, esta vez con la mano izquierda, le hizo un guiño una ventana blanca que decía:
-¡Sorpresa!
-Anda pero donde le he dado ara, que me sale una sorpresa y todo-. Murmuró entre dientes.
-¿Sabes quién soy? Continuó diciéndole la ventana blanca.
-¿Me dice a mí? Se preguntó Dolors, señalándose con el índice en el pecho.
-¿No me reconoces? Preguntó el recuadro.
-Pero como voy a saber quién eres, si es la primera vez que me siento aquí. Con el dedo índice golpeó las teclas N-O.
-¿Por qué no me contestas? Sé que estás conectada. No te hagas la loca.
-No si ya digo yo, que esto de los ordenadores nos va a volver locos a todos.
-¡Qué pronto te olvidas de los amigos, de los buenos amigos, Gata!
Dolors no podía evitar seguir pensando que todo esto de los ordenadores era una cosa siniestra, y ahora esto de buscar trabajo por aquí, ya le parecía lo último. En línea directa con el diálogo interior de Dolors antes de que tomara la decisión de ir al curso, se escuchaba: “¡…pero, cómo iba a salir un trabajo por ahí! ¡Cómo iba a saber aquella máquina que yo busco un trabajo para limpiar en una casa, en una tienda o en el mercao!. ¿Quien ha metido trabajos ahí en ese aparato? Por más vueltas que le doy , no hay quien lo entienda.”
-¿Recordáis vuestra contraseña? Muy bien Pablo. Tú ya estás dentro. Ahora cada uno va a poner en el recuadro blanco de arriba el trabajo que están buscando.
-¿a que ahora sí sabes quién soy? Y el recuadro volvió a desaparecer.
-¿Cómo vas Dolors? Ahora voy para allá. ¿De qué vas a busca hoy?
-Pues de que voy a buscar de limpiar.
-Bueno pues escribe ahí limpieza.
Aparecieron varias cosas: Limpieza en Granollers, Montacada, Sabadell… entre otros.
-Huy! todo esto está muy lejos, dona. Esto está muy lejos. No le sale uno a cuenta ir hasta allí. ¿y no hay para limpiar en Badalona?
-Bueno, vamos a ver. Escribes ahí limpieza Badalona.
-“L-i-m-p-i-e-z-a B-a-d-a-l-o-n-a”. Dolors se dispuso a escribir cada letra escrupulosamente, y después mirando la pantalla por encima de las gafas, comprobó que lo había escrito bien. Irguió la espalda, y ensimismada en su pesquisa, apretó el ENTER con una ligera sensación de victoria.
-A ver, si dándole ahí sale algo por aquí.
Y salió de nuevo el pequeño recuadro blanco.
- Se dice bien y pronto veintidós años señorita… o señora.. Ahora debes estar casada y con hijos.
-Anda, mira éste otra vez por aquí.
-¿Cómo se llama él? ¿Es mejor amante que yo?
-¡Huy! pero bueno. Esto ya es un descaro.
Dolors estaba empezado a sentirse muy incómoda en el curso de hoy, cuando otro cuadrado se precipitó en la pantalla con una frase más larga.
-¡Sólo yo sé que me amarás el resto de tu vida! Te dejo libre para que te entregues a otros brazos. Eres mi mejor recuerdo… de verdad y así tiene que ser
-¡Mare de Deu Senyor!!! Que me ha salido un amante por el ordenador.
El diálogo interior se le disparó a gran velocidad:
No, no, no, no, esto es lo que hablan de la pornografía en internet, que la gente hace hasta sexo. Te salen sinvergüenzas, amantes y hasta drogas, te pueden salir por aquí, y en plena clase delante de todo el mundo, y claro los niños ven esto. No hay ningún control. Estamos perdidos. ¿Quién controla esto? Senyor.
-Qué Dolors, ¿Cómo vas? ¿Qué has encontrado?
-Un sinvergüenza es lo que he encontrado.
-Pero, a ver ¿por dónde te metiste?
La formadora se acercó a la pantalla de Dolors, que era la suya en realidad y leyó solamente la última frase del Messenger. Se rió y dijo:
-Pero Dolors, tu eres una alumna afortunada, buscas un trabajo y te sale un amante. Hoy es tu día de suerte.
Dolors se levantó, se puso el abrigo, se acomodó la bufanda y se cruzó el bolso mientras decía:
-Pues a usted le parecerá muy gracioso, pero a mí no. Me parece una tontería esto de los ordenadores. Ustedes aquí no buscan trabajo, solo pierden el tiempo y encima andan haciendo guarradas por esta máquina. Es en esto que se gastan los calés ara en la Generalitat. No me extraña que estemos como estemos.
Y salió dando un portazo, al tiempo que el recuadro blanco de su ordenador dijo:
-Chao Gata. ¡Hasta siempre!