16 junio 2008

la dignidad de la novela

¿Y que hago yo ahora? ¿Será verdad? ¿Como me puedo fiar de esa bruja? ¿Y si se equivoca? Ya sé que es una posibilidad remota, pero y, ¿si pasa? esa posibilidad remota sería la vida. ¿Quién me mandaría a mí ir a esa bruja de mierda? Encima uno le paga para que le den malas noticias, justo ahora que iba todo viento en popa. Jesús está ahí hablando y no me estoy enterando de nada porque sencillamente no me puedo concentrar. Siempre me ha ido mal escuchando a los demás en vez de escuchar mi propia intuición. Era ella la del sueño, no yo; y encima sueña conmigo, y soy yo la que tengo que ir a la bruja. Ahora me tocaría dar la vuelta al mundo todo pago como el tipo aquel de la película, que viaja por toda América porque le han diagnosticado una enfermedad incurable, y luego… bueno, desaparecer del mundo por error de diagnóstico.

¡Estoy sudando! Con el frío que hace siempre en esta sala…, estoy transpirando sin parar. Me sudan las manos; se me resbala la pluma. No alcanzo a agarrarla bien, pesa demasiado. Se me olvidó como se coge una pluma para escribir. Cada poro de mi cuerpo está full emanando efluvios. ¡Dios mío, y con el sentido del “humor” que tienen los venezolanos! el violín, la panadería… No puedo controlarlo.
Se me nubla la vista, el skyline de enfrente se hace difuso. Las siluetas se duplican y se anudan unas con otras. De cada nudo me llegan varios perfumes femeninos, distintos olores a cosméticos; una fragancia de hombre viene por la derecha. Se me mezclan los sentidos. Mis ojos captan todo tipo de olor con una agudeza prodigiosa, mientras los huecos negros de mi nariz vigilan atentamente el chorrear de mis manos torpes peleándose con esa pluma húmeda. Alguien come un caramelo de fresa. El sabor a fresa es tan fuerte que me hace llorar. ¿Quién será? siempre hay caramelos de menta sobre la mesa. El tinte de pelo se mezcla con el olor a cuero; detrás del cuero hay un tufillo a cigarro ¿Ya hicimos el descanso? Me viene un aroma a chocolate y nata, también a vino; a Jesús le gustan los buenos vinos ¿será que estamos celebrando?, ¿pero no está prohibido consumir bebidas alcohólicas en esta universidad? En la sala hay mil aromas diferentes que me emborrachan, pero no se enredan. Viene uno a uno, como si estuvieran alineados bajo algún criterio.
Me retumban las voces dentro y fuera. Oly se ríe; la bruja me habla; mi amiga al teléfono; “te vas a morir”; el teclado un de ordenador suena a toda velocidad; en la esquina se cayó algo al suelo. Creo que me voy a desmayar.

3 comentarios:

pedro a. cruz cruz dijo...

Buen razonamiento Mari Jose, pero sigue te queremos.

pedro a. cruz cruz dijo...

Adelante

J. L. Maldonado dijo...

Caminando por tu calle C. Qué broma con las brujas, no?